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Conclusión

"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo"

Con esta cita de Benjamin Franklin quiero concluir mis reflexiones, pues considero que es fundamental que no perdamos de vista el objetivo de la educación, que es formar a ciudadanos críticos y responsables, que sean autónomos para crear un futuro mejor.

¿Cómo podemos formar con criterios de calidad a la sociedad del futuro?

Invirtiendo en educación, formándonos continuamente como estudiantes y docentes. Y considero que la evaluación tiene un papel fundamental. Ya que como he podido aprender en esta asignatura y la anterior, la evaluación no se limita al mundo educativo.

Sino que va más allá, en realidad nuestra toma de decisiones diaria, es una evaluación del contexto en que nos encontramos y de los objetivos que tenemos, y eso no es sino evaluar. Por tanto, considero que se debe dar más importancia a enseñar a los alumnos a ser conscientes de sus aprendizajes, a proporcionar un feedback real, y que sean conscientes de su propio proceso de aprendizaje. Con este cambio de paradigma, de centrar la atención en el docente como evaluador, a pasar a ser el alumno el protagonista, hemos avanzado significativamente en una construcción de conocimiento significativa para el alumno, y esto se verá reflejado en la vida del mismo.

Pero por desgracia, "la evaluación sigue siendo un tema controvertido, tanto en sus aspectos teóricos como en su aplicación práctica, como en las consecuencias que de ella se derivan, debido en muchos casos, más a implicaciones ideológicas y políticas subyacentes, que a cuestiones puramente pedagógicas" (Arribas Estebaranz, 2017, p. 398).

Por tanto, evaluar correctamente, ayuda a cambiar el mundo, sí, como se contemplaba en el estudio del Banco Mundial, un análisis de las debilidades de los países subdesarroollados y una valoración de cómo poder mejorar, ayudará a ir, poco a poco, creando un mundo mejor, es decir, la evaluación es una gran herramienta, muy poderosa, y si se realiza con criterios de calidad, como son la transparencia, la efectividad, la transferibilidad y sobre todo, sin olvidarnos de la importancia de la ética, es decir, de atender en todo momento las necesidades del usuario, nos ayudará a avanzar tanto en el ámbito educativo, como a la sociedad en general.